Bajo la premisa de “El libre derecho de opinar ", que promueven las RRSS nacen “Los Haters”, se trata de quienes a través de comentarios irónicos y a veces llenos de ira que odian todo y opinan de todo desde la antipatía y odiosidad ¿Qué hay detrás de esta inagotable conducta?
Por Jessica Celis Aburto.
Seguro los has leído en más de una oportunidad. Siempre, siempre logran tener una mirada negativa de cualquier cosa que se publique en Internet. “Me cambió el día, me importa 'ene' que se haya separado esa mina”, dicen con ironía, y dejando al resto con la gran interrogante: ¿Para qué leyó la noticia y, peor aun, para qué gasta tiempo comentándola? Ese es un ejemplo de un odiador o Haters, un perfil muy común en Internet.
Están todos los días, minuto a minuto, y en todas las plataformas opinando y descargando su rabia contra lo que se les cruce. La traducción más cercana del inglés al español de la palabra “Haters” sería algo así como "los que odian", un sustantivo que podría ser equivalente a “odiadores” y que alude al tipo de persona que se ha hecho particularmente visible a través de las redes sociales, dónde su desaprobación y disgusto por todo -y todos-, son su sello inconfundible. ¿Recuerdas algún caso?
No odio porque sí...
Pareciera que el “Hater” es un ser que de alguna forma conecta el “odio” con el hecho de ser “cool”, un gozador del desdén. Pero más allá de ese permanente estado de animadversión, lo cierto es que su conducta obedece a múltiples razones. “Desde mi experiencia como psicóloga, frecuentemente me encuentro con personas que entre las quejas que tienen de sí mismos, está el no poder decirle a los demás aquello que les molesta, y no lo pueden hacer por miedo: miedo a ser rechazados o 'castigados'. Es lo mismo que nos ocurre con la palabra 'no'. Socialmente es muy mal visto decirle al otro lo mal que nos parece algo, y sobre todo es mal visto decir: 'no quiero', 'no puedo', 'no lo haré'. Y es en ese contexto donde la red social se constituiría en un lugar muy seguro para expresar las quejas, rabias, reproches, ya que el otro en realidad no está presente. Diría que en el caso de los Haters, más que 'el libre derecho a opinar', se trata de poder decir sin enfrentar consecuencias. Y entre éstas, la más dura: el rechazo, la exclusión. Me pregunto ¿qué porcentaje de los denominados Haters es capaz de expresar exactamente lo mismo y con la misma ira, que dice por escrito, mirando a los ojos a quien o quienes está criticando?”, dice la psicóloga Sandra Cusato.
El contexto familiar
Por otro lado Talia Stern, psicóloga y magíster en psicoanálisis señala que es fundamental reconocer y estudiar el contexto familiar y el entorno de la persona. “Las nuevas generaciones se ven influenciadas prematuramente por la tecnología y las temáticas que muestra la televisión. Esta última favorece actitudes antisociales y de violencia que pueden desembocar en una visión pesimista y dramática del mundo. Así entonces, se podría hipotetizar que los Haters no han tenido la suerte de nacer dentro de un contexto sano, sino más bien, han tenido que vivenciar y lidiar con figuras parentales y/o cuidadoras, autoritarias y totalitarias que han llevado a que los niños contengan sus emociones y no puedan, por ende, expresar su malestar.
Detalla que cuando los niños conviven con figuras distantes y represivas, se ven obligados, inconscientemente, a formular defensas para lidiar con aquello que les aqueja. En este caso los Haters, podríamos decir, no han sido 'mirados', ni han tenido la posibilidad de 'ser', más bien han sido reprimidos, por lo que el acceso a Internet es una salida prometedora para los mismos. Se puede hipotetizar que los haters, son personas carentes de cariño, de preocupación y de atención, por lo que hoy se les abre la posibilidad, mediante las redes sociales, de descargar toda esa ira que han tenido reprimida por tanto tiempo.
Los más depresivos
Chile ya se había convertido en un país en el cual el objetivo es “trabajar para vivir”, por lo que las personas no poseen tiempo para desarrollarse como seres humanos, compartir con sus seres queridos y para qué hablar de tener momentos de ocio. Con la pandemia esto se acentuó más aún. “Tengo una basta experiencia clínica que me permite visualizar que las personas no eligen en qué trabajar. El deber y las cuentas los obliga a elegir trabajos que no son de su gusto con el fin de llegar a fin de mes y pagar sus cuentas... Por todo lo anterior, las personas llegan a un punto que no pueden más. Algunos, dependiendo de la estructura de personalidad, manifiestan sus angustias y estrés de diferentes maneras, como por ejemplo: somatizando, es decir, manifestando diversas afecciones físicas; otros llegan a experimentar estados depresivos; y otros se vuelven antisociales, en el sentido de manifestar su ira y angustia mediante actos delictuales y agresivos. La estructura de la persona es la que determina cómo ésta manifiesta el estrés vivenciado en el día a día. No se puede encasillar a los haters en una u otra estructura de personalidad, pero sí se puede afirmar que hay un estado angustioso de fondo que es manifestado con una ira extrema e imperante de hacerlo público.
“Todos tenemos derecho a participar en la red social, tanto 'Haters' como 'Lovers', el punto es que se nos está olvidando un aspecto principal para el desarrollo de nuestra salud como sociedad: el diálogo, la construcción de acuerdos en base a una conversación, donde no sólo escuchamos palabras y conceptos sino donde también vemos lo meta comunicado sobretodo las emociones”, concluye Cusato.
Talia Stern León de la Barra es sicóloga clínica de adultos de la Universidad Diego Portales y Magíster enpsicoanálisis, mención clínica de la Universidad Andrés Bello. Contacto: [email protected]
Sandra Cusato es sicológa de la U. de Chile y Magister de la U. Alberto Hurtado. Además es egresada del Círculo de Constelaciones Familiares de Chile: Contacto: [email protected]
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