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En tiempos de COVID-19: El duelo es más prolongado

Expertos en el mundo coinciden en que el proceso que sigue a la pérdida de un ser querido se ha vuelto más intenso y perturbador durante la pandemia.

Por Valeska Silva.

“En mayo del 2020 mi mamá de 73 años, murió víctima de un cáncer fulminante. A su funeral asistieron 9 personas, ninguno de sus hermanos, ni amigos, todos encerrados por cuarentena. Era un día muy frío y vimos pasar dos carrozas con personas vestidas de blanco, estilo astronautas, “acompañando” a un muerto por COVID-19. Me sentí afortunada de que mi madre fuera despedida, a esas alturas, por 9 cercanos”, recuerda Marcela.

Llevamos un año y medio desde que se inició la crisis por la pandemia. Desde entonces, la convivencia familiar, social y laboral se transformó en el mundo. Uno de los aspectos afectados es cómo vivimos hoy la muerte de un ser querido, los ritos de despedida y el duelo que sigue a esa pérdida. Si bien sabemos que el duelo es una respuesta natural a una pérdida, los sentimientos se suelen agravar durante una crisis como la que vivimos. Muchas veces, el dolor y los síntomas relacionados con la aflicción son abrumadores. Los ritos que solíamos vivir en tiempos de “normalidad”, ya no son posibles.

El funeral es uno de ellos, el que puede ser suspendido o donde el doliente no se encuentra acompañado. “Así tenemos una red de conexión rota, lo que produce lo que los psicólogos llamamos asuntos pendientes en el duelo”, indica Robert Neimeyer, psicólogo y director del Portland Institute for Loss and Transition en Portland, Oregón, Estados Unidos. Se estima que en circunstancias normales, la tasa de duelo complicado o prolongado en la población puede ser del 10% del total de personas en duelo; generalmente sufrido por quienes se enfrentan a muertes traumáticas, como la pérdida de un hijo o el asesinato de un ser querido. “Si bien aún no sabemos cuáles serán los porcentajes a causa de la COVID-19, sabemos que los factores de riesgo estarán presentes de manera profunda. La gente puede batallar con eso durante años”, dice Neimeyer.

“Precisamente los rituales de despedida son uno de los elementos que facilitan la transición entre la etapa vital con y sin el fallecido. No sólo es muy probable que faciliten un tránsito más pacífico y sereno a quien muere, lo cual ya de por sí es muy relevante, sino que está demostrado que fomentan la adaptación, la construcción de significado y la restauración de la narrativa vital fragmentada por la pérdida en los que le sobreviven. Muchos expertos coinciden en que, ante la imposibilidad de despedirse, nos vamos a encontrar con una cantidad sin precedentes de asuntos pendientes”, coincide Luis Botella, doctor en Psicología y  profesor de la Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y el Deporte (FPCEE) Blanquerna de la Universidad Ramon Llull, Barcelona.

La larga duración e intensidad del duelo complicado se traduce en dificultades con el funcionamiento diario. Actividades como dormir, comer, o ir a trabajar se convierten en verdaderos desafíos, explica Robin Fiorelli, directora sénior de Duelo y Servicios Voluntarios de VITAS Healthcare, empresa norteamericana de cuidados paliativos.

En Brasil, uno de los países más golpeados por el virus, se han formado grupos online especialmente creados para enfrentar el proceso de duelo. Esos grupos se han convertido en herramientas importantes para ayudar a hacer un duelo dificultado por el aislamiento social. Los servicios de apoyo psicológico en los hospitales brasileños existían previo a la crisis, pero el coronavirus obligó a brindarlos de forma remota y humanizada. “Nuestro hospital autorizaba la presencia de familiares en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Pero, con la pandemia, el acompañamiento se redujo a una llamada telefónica con el parte médico y eso causa mucho daño al paciente y las familias”, cuenta Giovana Rossilenzi, coordinadora del equipo de Psicología del Hospital Santa Catarina, de Sao Paulo.”Creamos entonces el proyecto ‘Cartas terapéuticas’, escritas por los familiares a los pacientes internados, y los enfermeros organizan visitas virtuales, con tablets”.

Estas acciones no reemplazan los ritos y procesos que vivimos asociados a la muerte, pero mitigan  y alivian en parte, el dolor y la incertidumbre que nos agobia. ¿Has vivido un duelo? ¿Cómo lo has llevado?

Foto de Micael Widell en Pexels