seducción
Sexología

Seducción hipnótica ¿Qué es lo que seduce? ¿existen distintas “armas” para lograrlo? ¿tienes claro qué te seduce y cómo seduces?

La seducción intriga, cautiva y está rodeada de un halo de misterio.

Por @karenuribarrig

Las grandes seductoras de la historia, Cleopatra, Eva y las sirenas mitológicas lo sabían y fueron capaces de tentar e hipnotizar a los hombres de honor y de virtud. Para eso no se valieron sólo de una herramienta, ya que la seducción es tanto física como intelectual, ya que se aloja en el cerebro, y hace persuadir a un hombre a caer en contra de su voluntad en las redes invisibles y cautivantes de la mujer.
La seducción sensual es, probablemente, una de las formas más primitivas de seducción pues envuelve finalmente la elección de un sujeto para la reproducción de la especie.
Y es seguro en la mirada donde se centrará con mayor ahínco esta habilidad. La mirada tiene alcance, tiene capacidad de alertar, de informar, de construir. Por tanto el cuerpo y la mirada serán determinantes en la seducción para que luego venga la respuesta desde el observado(a): el juego mutuo de seducción, de respuestas, de idas y venidas.
En todo este juego de seducción, la proxemia, es decir la distancia, será clave. ¿Cuánto acercarse?, ¿cuándo acercarse?, ¿cómo acercarse? Esta lectura es implícita y procedural. Es el cuerpo el que lee y decide y son las experiencias de vida las que aportarán información riquísima para tomar una buena decisión.
En todo este intervalo de tiempo la mirada va y viene pero nunca se desprende del todo: Es lo que mantiene el hilo de conexión.
El segundo paso en la seducción lo hará la voz, el tono, la melodía. Éstas actuarán reforzando el lazo hipnótico o rompiéndolo.
Pero no son sólo entonaciones y la voz lo que cautiva, también lo es el discurso, el contenido. Entra en acción el encanto personal, la seguridad con la que se habla y la habilidad para elegir un tema adecuado para ese momento.
Una vez dentro del espacio de intimidad del otro percibimos la testosterona, descubrimos el olor que emana de la piel, apreciamos el perfume y el de las secreciones que a esa altura se liberan insensiblemente.
Y es que el perfume puede llegar a convertirse en un poderoso aliado cuando se trata de seducción. Hay aromas que resultan muy atractivos para el sexo opuesto, pero que además despiertan sensaciones muy distintas, como pasión, ternura, romanticismo o atracción absoluta.
Nunca olvides que un aroma puede generar deseo, atracción y seducción ya que el sentido del olfato está íntimamente ligado al aspecto emocional. Una fragancia puede desencadenar en un beso, es capaz de grabar en la mente un momento inolvidable y lograr que todo ese amor único en tiempo y espacio.

Foto de cottonbro en Pexels