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Sexología

La incompatibilidad sexual ¿puede arruinar tu relación?

Por años hemos escuchado los clásicos comentarios de “ella no quiere nunca” y “él quiere siempre”. Pero lo cierto es que eso no es siempre así. Aunque la compatibilidad sexual en una pareja es un tema bastante complicado, estamos de acuerdo.

Por @karenuribarrig

Carolina e Ignacio tenían muchas ganas de tocarse cuando comenzaron la relación hace 5 años. Se llevaban tan bien en la cama que decidieron irse a vivir juntos. Ahí comenzaron los problemas. La frecuencia bajó, la cantidad de trabajo aumentó y en medida que avanzaba el tiempo los gustos sexuales fueron cambiando.

Él utiliza la misma estrategia para llegar a base que cuando la conoció. Ella, en cuanto él avanza en ese camino, ella automáticamente se apaga. Sabe perfectamente lo que viene y, según me dice, está aburrida de lo mismo.

¿Qué si se lo ha dicho? Pues sí. Ella dice que se lo grita, que se lo encara, que se lo restriega, pero que él no la escucha. Y cuando le preguntas a él, pues su gesto es de no entender absolutamente nada de lo que ella le dice. “Pero, ¿Qué es en la práctica lo que quiere? Porque no lo entiendo”, me dice todo complicado.

Carolina en estos 5 años ha descubierto la maravilla de la masturbación y ha podido desarrollar fantasías gracias a un hobbie que practica hace un rato… el de leer literatura erótica. Ignacio, me dice, practica todo como siempre desde la adolescencia.

Como esta pareja, hay múltiples causas de incompatibilidad sexual. Que uno quiera más sexo que el otro. Que a uno le guste el mañanero y al otro en la noche. Que a uno le guste como resulte y al otro sólo si están las condiciones perfectas para realizarlo. O, como la pareja anterior, que uno esté ampliando sus conocimientos sexuales y el otro esté cómodo con lo conocido.

Si me preguntas a mi, creo que  la mala comunicación y el manejo de expectativas son detonantes de estas discusiones. Como la mayoría de las personas viven su sexualidad desde muchos mitos, prejuicios y con temor a las sanciones sociales; muchas veces no son capaces ni siquiera de expresarle sus deseos, ideas, experiencias a sus parejas. Así, se instaura una frustración que se agranda como bola de nieve alejando a las parejas.

Si sientes que están pasando por esto, creo que lo primero es sentarse a hablar. Pero no desde la queja o la culpa, sino desde lo que cada uno está sintiendo con esto. Sin buscar responsables, sino que resolviendo como equipo. Llegando a acuerdos. Pactando. Explicando expectativas y aterrizándolas. Seamos claros y respetuosos. Todos queremos sentirnos deseados y queridos, sólo tenemos que encontrar las palabras adecuadas para comunicar el cómo. 

Foto de ROMAN ODINTSOV en Pexels