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Sexología

En busca de la pasión dormida

Largas jornadas de trabajo, extensas distancias de traslado, altos niveles de estrés, el cansancio, el sueño, los años de convivencia, la llegada de los hijos…


Por @karenuribarrig

Tantas situaciones que boicotean nuestra sexualidad en pareja por lo que despertar la pasión parece tarea difícil. Además de que la cantidad de besos que se dan y se reciben, disminuyen muchísimo en este entorno y con el paso de los años.

Entonces, quiero enseñarte a cómo reconectarte con el cuerpo de tu pareja y con el tuyo, con algunos ejercicios que vuelven a poner en prioridad ‘el tocarse’. Para ello necesitarás que la habitación esté a buena temperatura, quizás pongas algo de música suave y una luz no tan fuerte y que, sobre todo, cierres la puerta con llave para que no entre nadie.

Necesitarán también algún lubricante o aceite de masajes. Hay muchos en el mercado de distintos aromas. Elijan el que más les acomode. Sorteen quién será el primero en recibir el masaje y quién viene después. Para ello, ambos deben estar bien aseados y desnudos.

El que recibe el masaje se acuesta boca abajo con ojos cerrados, y el que lo da, se monta en su pareja cómodamente. El que recibe sólo debe recibir. No dar instrucciones ni menos quejarse, así como tampoco debe acariciar al masajeador. Sólo debe estar receptivo a percibir las sensaciones corporales ya sean gratas o displacenteras, erotizantes o inhibitorias. Trate de relajarse y gozar.

El masaje debe ser suave y tibio, más parecido a una caricia y que vaya variando en intensidad. Una vez recorrido el cuerpo de cabeza a los pies, el masajeado se dará vuelta con los ojos cerrados para recibir cariños de las manos aceitadas de su pareja.


En este momento hay un dato importante: No se deberán incluir los genitales en este masaje. Si en cambio se continuará por la región abdominal y la zona cercana al pubis, la cara interna de muslos y el resto de las piernas, pero no los genitales. Decimos esto porque este ejercicio no tiene como finalidad el producir una erección, ni una eyaculación ni el conseguir el coito. Es simplemente un intento de reconectarse corporalmente, de dar y recibir placer. Cuando terminen, cambien de rol. El que daba placer ahora lo recibe y viceversa.

Una vez terminada la experiencia se comunicarán todo lo que sintieron tanto dando como ofreciendo el masaje acariciante. Será una buena forma de entender cómo funciona el erotismo en cada uno y cómo potenciarlo.

Foto de Andrea Piacquadio en Pexels