deseo sexual
Sexología

Deseo sexual y la influencia de las hormonas

Interés en el otro, apetito, ganas o como quiera llamársele, el deseo sexual es el motivo de al menos el 30% de las consultas a terapias matrimoniales. Y es que ese factor que parece tan natural, con el paso del tiempo puede llegar a transformarse en el motivo de separaciones, peleas o angustias por no querer enfrentarse al otro y decirle: “esta noche no”, otra vez. 

Por @karenuribarrig

Y es que el tema del apetito sexual no es sólo un asunto de neurotransmisores cerebrales (los que lo regulan, aumentándolo o inhibiéndolo), sino que además se ve afectado por la experiencia personal de cada uno.

Es evidente que la ausencia de deseo sexual por una de las partes en una pareja, trae conflictos constantes. Por eso, muchos o todos ellos, prefieren evitar peleas o discusiones acerca del tema y callan sus sentimientos, aceptando tener relaciones sin ganas aparentes. Producto de esta presión, el sexo se transforma en un encuentro de dolor y angustia. Por eso, cuando esto ocurre en vez de reaccionar con alteración y enojo, es mejor optar por la comunicación, pues es claro que como consecuencia de la baja del deseo sexual se produce un alejamiento emocional y disminuye la armonía en la pareja.

Y es que para desear sexualmente a alguien es necesario realizar todo un proceso sicosomático complejo, donde entra en juego la actividad cerebral, un medio hormonal y un argumento cognitivo, que reúne los intereses con las motivaciones sexuales. Si algo falla en este proceso, inevitablemente ese deseo disminuirá hasta desaparecer. Ahora bien, existen razones comprobadas que justificarían esta falla, como es la presencia de la depresión, la dependencia del alcohol o drogas, el uso de medicamentos que tienen este efecto como secundario (antihipertensivos o antidepresivos), aburrimiento o infelicidad conyugal y problemas hormonales, entre otros.

Ahora bien, la testosterona juega un rol importante en este juego, ya que una baja en sus niveles produce inmediatamente una disminución de éste. Está comprobado que si se mantiene el nivel de testosterona, el deseo tanto en hombres como mujeres se conserva en equilibrio. Esto en un contexto en el que estén todos los otros factores equilibrados, ya que deben mantenerse todos en juego para que no falle el deseo.

Hay que tener en cuenta también, que la testosterona varía inevitablemente con el paso del tiempo. Así, durante la pubertad, sus niveles son elevados en comparación a la vejez. De allí que en la menopausia, las mujeres experimenten bajas en su libido. Claro que según los últimos estudios y avances científicos, las terapias hormonales y los parches con testosterona, ayudarían a mejorar el deseo sexual en esta etapa de la vida.

Ahora bien, para saber si nosotras o nuestra pareja ha sufrido una baja en el deseo sexual, es importante conocer algunos de los síntomas más frecuentes de este trastorno. 

*Marcado desinterés por el sexo. Esto es que ni siquiera las situaciones con alta carga erótica lo estimulan.

*Angustia o dificultades interpersonales frente a una situación sexual.

*Tendencia a esquivar situaciones preliminares a un acto sexual.

*Temor a negarse en tener sexo y aceptación con alta carga de culpabilidad.

Si lamentablemente existe un problema en el deseo sexual de alguna de las dos partes, es mejor actuar cuanto antes, ya que aunque se dice que el sexo no es lo principal en una pareja, tiende a menguar la relación y afectarla hasta niveles insospechados. Por eso, lleva el tema a un lugar lejos de la cama y convérsalo con sinceridad. Puede que el tema provoque roces en un comienzo, pero acude a la ternura y la confianza, para calmar las aguas y hablar sin tapujos y miedos. Una vez planteado el tema, recurran a un especialista que descubra la verdadera razón de esta baja de libido y desarrolle una terapia adecuada para el afectado y su pareja, ya sea a través de medicamentos o a nivel psicológico. Recuerda que todo tiene solución, y esta no es la excepción a la regla.

Foto de W R en Pexels