Tras dos décadas, el talibán vuelve a tomar el poder en el país asiático. Miles de personas, en especial niñas y mujeres huyen aterrorizadas. No puedo dejar de pensar y de preocuparme por mis amigas, mis vecinas, mis compañeras de clase. Por todas las mujeres de Afganistán, es parte del testimonio anónimo de una periodista.
Tras dos décadas, el talibán vuelve a tomar el poder en el país asiático. Miles de personas, en especial niñas y mujeres huyen aterrorizadas. “No puedo dejar de pensar y de preocuparme por mis amigas, mis vecinas, mis compañeras de clase. Por todas las mujeres de Afganistán”, es parte del testimonio anónimo de una periodista.
Por Valeska Silva.
“Observamos completamente conmocionados cómo los talibanes toman el control de Afganistán. Estoy profundamente preocupada por las mujeres, las minorías y los defensores de los derechos humanos. Los poderes globales, regionales y locales deben pedir un alto el fuego inmediato, proporcionar ayuda humanitaria urgente y proteger a los refugiados y civiles”, escribió en su cuenta de Twitter la activista pakistaní y Premio Nobel de La Paz, Malala Yousafzai. Y sus palabras son más que una alerta. Cuando solo tenía 15 años, Malala recibió un disparo en la cabeza mientras regresaba en autobús de la escuela a su casa en Pakistán. El motivo del ataque perpetrado por el talibán era claro: la joven se había atrevido a levantar su voz para defender el derecho a la educación de las niñas.
Ayer domingo los talibanes entraron a Kabul, la capital de Afganistán, y clamaron "victoria" desde el palacio de gobierno, horas después que el presidente Ashraf Ghani huyera al extranjero, en un dramático epílogo de dos décadas de intervención militar extranjera y una ofensiva insurgente de tres meses. "Los talibanes ganaron", declaró Ghani en Facebook, asegurando que abandonó el país para evitar un "baño de sangre”.
El avance talibán se produjo cuando las tropas estadounidenses y extranjeras se retiraron después de 20 años de intervención militar. En tan solo unos días, el movimiento islamista radical, que había iniciado una ofensiva en mayo pasado aprovechando el comienzo de la retirada, tomó el control de casi todo el país. Hoy, están a las puertas del poder, dos décadas después de haber sido expulsados por una coalición liderada por Washington, a raíz de su negativa a entregar a Osama bin Laden, líder de Al Qaida, tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Hoy, el miedo regresa y se apodera de la población y en especial de las mujeres, pues los talibanes impusieron una versión estricta del islam cuando gobernaron Afganistán, entre 1996 y 2001. Entonces, obligó a las mujeres a usar el burka que las cubría por completo y a no poder salir de casa sin la compañía de un hombre. Pero no solo eso, los islamistas radicales restringieron la educación para las niñas mayores de 10 años y se impusieron castigos brutales, incluidas ejecuciones públicas. Hoy, tratan de dar una imagen más moderada y prometieron que si volvían al poder respetarían los derechos humanos, en especial los de las mujeres, aunque de acuerdo con los "valores islámicos".
Lamentablemente ello no parece ser cierto, en las zonas recientemente conquistadas ya han sido acusado de numerosas atrocidades, como asesinatos de civiles, decapitaciones o secuestros de adolescentes para casarlas por la fuerza. Las imágenes de la gente huyendo del aeropuerto en Kabul, el único lugar para salir del país, han dado la vuelta al mundo.
El diario español El País revela el testimonio de una periodista afgana que huye por su seguridad y prefiere resguardar su anonimato. “La mayoría de las mujeres y niñas que conozco también han huido de la ciudad y están tratando de encontrar un lugar seguro. No puedo dejar de pensar y de preocuparme por mis amigas, mis vecinas, mis compañeras de clase. Por todas las mujeres de Afganistán”.
Sahraa Karimi, una cineasta afgana en Kabul, le dijo a la BBC que sentía que el mundo le había dado la espalda a Afganistán y que temía un regreso a los "tiempos oscuros”... “Estoy en peligro, (pero) ya no pienso en mí", aseguró Karimi. "Pienso en nuestro país, pienso en nuestra generación. Hicimos mucho para tener estos cambios". "Pienso en las niñas... Hay miles de mujeres hermosas y talentosas en este país", añadió.
Freshta Karim, fundadora y directora de la biblioteca móvil Charmaghz en Kabul y defensora de los derechos de la niñez, se suma a los temores: "Los talibanes no cambiaron. Ellos nos consideran como un botín de guerra. Así que donde van fuerzan a las mujeres a casarse y creo que esa es la peor venganza que tienen contra nosotras", aseguró a la BBC. "Esta es la mayor guerra en contra de las mujeres en estos tiempos. Y por desgracia el mundo la está mirando en silencio", lamentó.
Foto de Suliman Sallehi en Pexels