El extenso tiempo de la pandemia ha ejercido gran presión a las parejas que luchan por superar dificultades económicas, la falta de privacidad, el estrés por temores de salud y preocupaciones familiares y profesionales. Los efectos más visibles son en la vida cotidiana.
El extenso tiempo de la pandemia ha ejercido gran presión a las parejas que luchan por superar dificultades económicas, la falta de privacidad, el estrés por temores de salud y preocupaciones familiares y profesionales. Los efectos más visibles son en la vida cotidiana.
Por Valeska Silva P.
Si bien hemos aprendido a vivir con mascarillas, sanitizadores y distanciamiento social, la pandemia también trajo consigo nuevos conflictos para las parejas y agudizó problemas ya existentes. Estar demasiado tiempo juntos, la falta de espacio personal y la imposibilidad de hacer actividades normales, como ir al gimnasio o a un evento con amigos, terminan pasando la cuenta a las relaciones interpersonales.
Una encuesta realizada a 300 parejas por la herramienta demográfica Lucid reveló que el 41% piensa que, debido a la situación creada por la pandemia, es más probable que surjan discusiones, y el 35% cree que además puedan aumentar los divorcios.
La pandemia ha obligado a intercambiar vivencias con menos personas que las de costumbre. El largo tiempo que ya ha transcurrido genera fatiga. El confinamiento y la distancia social han generad una atmósfera de incertidumbre y miedo que afecta a la convivencia diaria. El encierro dejó paso al crecimiento de exigencias cotidianas, como el desorden en el hogar, por lo que muchas parejas empezaron a criticarse mutuamente. Los expertos lo describen como el "efecto de sobreexposición", que da lugar a que pequeños hábitos del otro comiencen a molestar o generar conflictos en la pareja.
Especialmente las mujeres han tenido que dejar de lado sus carreras durante la pandemia, ya que las tareas domésticas, el cuidado de los niños y la educación en casa han recaído mayoritariamente sobre ellas.
Pero tampoco los adultos mayores están inmunes a estos problemas. La encuesta realizada el año pasado por The Senior List, sitio web dedicado a estudiar el envejecimiento, encontró que el 17% de 191 individuos mayores en pareja dijeron que el virus tuvo un efecto “algo negativo” o “muy negativo” en su relación. Los encuestados afirmaron que las restricciones sobre las actividades sociales y viajes, el estrés familiar, las precauciones y la política en torno a la pandemia fueron las principales causas del conflicto.
En el caso de parejas con dinámicas tóxicas, este aislamiento social puede ser aún peor, al no poder tomar perspectiva asistiendo a la oficina por el teletrabajo o relacionarse con amigos u otros familiares y cercanos.
Otra problemática extendida en las parejas ha sido la disminución de la vida sexual. Estudios realizados en todo el mundo cuentan historias similares. Investigaciones realizadas en países como Turquía, Italia, India y Estados Unidos en 2020 coinciden en un descenso de las prácticas sexuales, que ha sido directamente atribuido al confinamiento. "Gran parte de la razón es que mucha gente estaba demasiado estresada", señaló Justin Lehmiller, psicólogo social e investigador del Instituto norteamericano Kinsey.
Todavía es prematuro para realizar conclusiones, pero se vislumbra esperanza. Con la aplicación de las vacunas, las aperturas de las restricciones y el regreso paulatino a las oficinas, poco a poco la gente está volviendo a su antigua rutina. Cualquier tipo de vuelta a la "normalidad" es un buen indicador para las parejas, especialmente para aquellas cuyas luchas comenzaron durante la pandemia.