Pese a que aún no sabemos cuánto tiempo más durará, éste puede ser el inicio de una revolución que invita a repensarnos y que, de algún modo, eso podría reconfigurar nuestra manera de pensar y enfrentar la vida futura. Aquí los primeros pasos&
Pese a que aún no sabemos cuánto tiempo más durará, éste puede ser el inicio de una revolución que invita a repensarnos y que, de algún modo, eso podría reconfigurar nuestra manera de pensar y enfrentar la vida futura. Aquí los primeros pasos...
Por Valeska Silva.
La crisis del coronavirus nos puso ante una prueba inédita que nos afecta por igual y simultáneamente a todos. Es intergeneracional, no hace distinción de razas ni religiones y apela a una visión a largo plazo entre los países. Pese a que aún no sabemos cuánto tiempo más durará, la pandemia puede ser el inicio de una revolución que invita a repensarnos en dos dimensiones que parecen opuestas, pero que están íntimamente relacionadas: lo individual y lo colectivo y que, de algún modo, podrá reconfigurar nuestra manera de pensar y enfrentar la vida futura.
Todo indica que todavía no es tiempo de balances, sin embargo, queremos destacar algunos conceptos que nos ayudan a valorar algunos cambios y lecciones que ya nos está dejando la presencia del COVID-19.
El teletrabajo: Existía previamente, sin embargo, el virus ha roto todos los esquemas a quienes abogaban por el presencialismo laboral. El teletrabajo masivo al que obligó el confinamiento nos ha mostrado que la productividad no se resiente trabajando desde casa, sino que incluso puede ser mejor. El trabajo deja de estar ligado a un espacio físico único, sino a la conectividad. Esto supone una revolución clave, porque abre la puerta a que los empleados puedan estar en cualquier lugar del mundo, si están conectados. En este sentido, especialistas prevén un surgimiento importante de trabajos eventuales y/o de tiempo parcial para los próximos años. Hoy, más que nunca, es momento de buscar fórmulas para lograr la conciliación laboral y personal de trabajadores de todo el mundo.
La digitalización: De acuerdo a un informe de BID Invest, brazo de inversión en el sector privado del Banco Interamericano de Desarrollo, la digitalización ha avanzado desde 2020 más que en los últimos cinco años. Las empresas y negocios se han dotado de los medios necesarios para teletrabajar y han adoptado sistemas de venta online que antes, o no tenían, o no habían operado hasta ahora. Las inversiones tecnológicas se han disparado. La consultora IDC (International Data Corporation) calcula que, de aquí a 2023, se invertirán 6.800 millones de dólares adicionales en todo el mundo y que, en 2022, el 65% del PIB global sería digital. Se espera que tecnologías como la nube, la automatización de procesos y la Inteligencia Artificial concentrarán gran parte de las inversiones futuras.
La conciencia colectiva medioambiental: La pandemia ha despertado nuestra conciencia medioambiental. Nos obligó a confinarnos y nos mostró cómo es el mundo sin la contaminación generada por la acción del hombre. Permitió que viéramos desde la distancia sitios y lugares ocultos a nuestros ojos por estar inundados de contaminación. Así se abre una interrogante que por lo menos nos obliga a pensar en qué estamos haciendo con nuestro planeta, cómo podemos minimizar las consecuencias del cambio climático y la pérdida de biodiversidad y, en definitiva, qué debemos hacer para dejar un mejor mundo a las futuras generaciones.
La colaboración global: El virus puso en evidencia el valor de la cooperación. La interconexión global nos muestra que cualquier cosa que ocurra en algún lugar se traslada rápidamente al resto. Y, cuando ello sucede, no sirven las soluciones individuales o parciales. Los problemas globales, requieren soluciones globales. Pero los problemas locales también requieren de soluciones globales. El virus nos deja claro que lo superamos juntos, o no lo superamos. Esta colaboración necesaria se extiende a todos los niveles: lo individual, lo profesional y lo empresarial. El reto es construir una sociedad global colaborativa que pueda enfrentar de mejor manera los problemas que planteará la convivencia futura.
La creatividad: Dicen que las crisis es lo que más nos permite avanzar y progresar. Tanto individual, como socialmente. Lo cierto es que la pandemia ha obligado a empresas y personas a reinventarse echando mano a la mayor de sus creatividades. Hemos visto agrupaciones de fruteros que lanzan su canal de ventas por WhatsApp; negocios que se han reinventado y se han puesto a hacer mascarillas y equipos de protección sanitaria que no existían; fábricas de coches que hoy fabrican respiradores. La creatividad está emergiendo con fuerza desde todos los rincones. Excelente noticia que nos ayuda a cambiar, mejorar y evolucionar.
Y, ¿ti? ¿Qué lecciones te ha dejado la Pandemia?
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