No han sido pocas las veces que se me han acercado mujeres cuestionándose su "talento erótico" o de eso que llaman buen amante, producto de algunas frases acusatorias que sus parejas de turno han clavado en sus oídos y denostado su autoestima.
No han sido pocas las veces que se me han acercado mujeres cuestionándose su “talento erótico” o de eso que llaman buen amante, producto de algunas frases acusatorias que sus parejas de turno han clavado en sus oídos y denostado su autoestima.
@karenuribarrig
Hace unos días, una mujer de unos 40 años insistía en que era ella la “culpable” de que su pareja no eyaculara y que a veces, incluso, no lograra una erección. ¿Por qué estaba tan segura de eso? Pues porque cada vez que algo así ocurría, él le decía que con sus antiguas parejas no le pasaba y que ella estaba algo “suelta”, entonces no le era placentero. Y volvía al ataque con “pero eso nunca me pasó antes con las otras”.
La historia de Marta no era muy distinta. Ricardo, su marido de hace 15 años, la esquivara hace más de 4 años. Ella le revisa su teléfono seguido y ya vio que él está en Tinder y que revisa páginas de mujeres desnudas muy distinta a ella. “Claramente no soy de su gusto. El sólo mira morenas con muchas curvas y trasero. Y yo soy rubia, bajita y plana”, me dice.
El resultado es que ella no logra sentirse atractiva para él, así que cuando él no la esquiva, pues lo hace ella. “Me siento fea, asquerosa, como poca cosa”, me afirma.
Me duele oír historias así, porque soy una convencida que el daño que hacen las palabras no se borran con un “disculpa” o “lo dije porque estaba enojado” o “era una broma”.
Lo delicado es que los exculpan de ese trato aludiendo a su mal carácter o a que no manejan la frustración, y normalizan el daño constante a su autoestima, al respeto de la relación y en su subconsciente creen que se merecen cada una de esas frases.
Es muy importante que cobremos conciencia del impacto que nuestras palabras tienen en los demás. Normalizar este tipo de dinámicas relacionales no sólo mina el autoestima, sino que aniquila el deseo sexual, mata el buen desarrollo de la sexualidad y el placer de la pareja, y acumula rabia y desprecio que luego es muy difícil de erradicar.
Si sientes que estás en una relación en la que no eres valorada y estás siendo denostada frecuentemente, trata de buscar ayuda. Es posible aprender a poner límites, a exigir respeto sin gritos y a elegir estar con quienes se sienten bendecidos de poder estar junto a ti.