¿Hay estándares de normalidad en el sexo?

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Para quienes nos dedicamos a la sexualidad, la pregunta de qué es lo normal es oída a diario. ¿Por qué? Porque existe una necesidad de moverse en un estándar permitido, correcto, socialmente bien visto.

Por Karen Uribarri, terapeuta de pareja y sexualidad

@karenuribarrig

Los estándares de supuestas normalidades, están en todo orden de cosas en nuestras vidas. Y en sexualidad están tan arraigadas, que muchas veces llegan a dañar el bienestar de quienes cargan estos cánones. Hace unos días recibía a una mujer que me contaba lo complicada que se sentía en su relación de pareja, ya que desde que lo había conocido se presentaron diferencias importantes con quien compartía hoy su cama. Para ella el sexo es esencial y, dice, necesita al menos 3 encuentros semanales. Él, por su parte, se define pasivo y puede “vivir con sexo una vez al mes”.

Este tema ha sido tratado entre ellos en diversos tonos y aún no logran encontrar un punto en común. El asunto es que en estas “discusiones”, él le ha remarcado más de alguna vez que ella tiene un problema, que es “ninfómana” (término que ya ni se ocupa realmente) y que nadie le va a poder “seguir el ritmo, porque no es normal”. Para quienes nos dedicamos a la sexualidad, la pregunta de qué es lo normal es oída a diario. Existe una necesidad de moverse en un estándar permitido, correcto, socialmente bien visto.

Como dice el Ps. Juan V. Gallardo en la Revista Chilena de Sexualidad Psicosexualidad: “Tradicionalmente se ha acompañado la noción de anormalidad de un tono peyorativo, de lo raro, lo enfermo, lo malsano. Esto ha motivado que innumerables autores busquen nuevos conceptos que obvien este sentido descalificador de lo “anormal”, reemplazándolo por términos tales como: disfunciones, variaciones, conductas alternativas, opciones, etcétera, intentando crear un nuevo campo lingüístico”.

A este campo lingüístico debemos agregarle criterios penales, claro está, además de algunos culturales. Entonces, la normalidad igual está regida bajo ciertos parámetros y dentro de esos límites es que cada pareja e individuo establece sus criterios subjetivos. ¿Qué es entonces la normalidad? Lo que sea saludable y elegido libremente por todas las partes involucradas en un encuentro sexual. Pero, ¿somos capaces de elegir libremente? Yo creo que tan libres no somos, pues llevamos a cuestas un conjunto de constructos sociales, religiosos, familiares, etcétera, que nos acotan demasiada la elección.

“Es complicado cambiar nuestro sistema de vida; es difícil superar costumbres, mandatos, herencias. El desafío es tomar conciencia y cuestionarnos la forma en que percibimos y construimos nuestras sexualidades. Simplemente intentar liberarnos por un momento de las ataduras cotidianas”, reflexiona Daniela Szuster en “Sexualidad Normal / Sexualidad Patológica”.

Por ello es tan importante el adquirir nuevas herramientas eróticas y conocimientos de la sexualidad y de nosotros mismos. Empezar a sacar las vendas como capas de una cebolla, hasta encontrar algo que se parezca lo más posible a lo que sentimos, deseamos, somos, pensamos y que nos emociona desde la piel hasta el alma. Recuerda que el placer como experiencia personal no se mide ni se evalúa, simplemente se disfruta.

Te invito a hacer un giro en cómo ves la sexualidad hoy y comenzar a hablar de una erótica positiva, de una sexualidad saludable que favorece el bienestar y felicidad de las personas. Y en este espacio intentaré entregarte algunas herramientas para que puedas alcanzar el estado sexual que quieres.

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