constelaciones familiares
Psicología

Sandra Cusato “Los traumas son transferidos de generación en generación”

La psicóloga especializada en constelaciones familiares con enfoque en el tratamiento de trauma, explica cómo funciona esta terapia que revela eventos traumáticos para curar o resolver aspectos de la vida que se encuentran estancados. “Se trabaja para que la persona afectada logre integrar aspectos de su sistema familiar anterior o de su propia vida, que le permitan sanar su condición”.

Por Jessica Celis Aburto

Si bien las constelaciones familiares datan como terapia desde la década de los 80, en su evolución como disciplina viva, en constante movimiento, ha tenido giros importantes, como el que cambió el rumbo de Sandra Cusato, Psicóloga de la Universidad de Chile, formada en el Círculo de Constelaciones Familiares de Chile hace 8 años y especializada hace 5 en tratamiento de trauma en la Asociación Brasileña de Trauma.

“Con el paso del tiempo algunos consteladores familiares descubrimos – y tenemos la certeza absoluta – que aquella parte de la historia de la constelación familiar en que el sistema se queda detenido y donde hay algún miembro del sistema que es atraído allí, es un trauma. Esto quiere decir que no sólo la persona tiene trauma, sino que también todos los sistemas orgánicos. Los traumas son transferidos de generación en generación y son muy pocas las familias en las que no hay alguna situación traumática de generación anterior que no esté determinando la vida de algún miembro de la familia”, explica.

Sandra Cusato

¿Y por qué afecta a uno/a y no a todo/as los miembros de una familia?

La respuesta va en la misma línea del por qué las personas no son iguales física y psicológicamente. Hay un sorteo genético en la que cada individuo hereda información genética (ADN), lo que corresponde al aspecto biológico; y también está el aspecto espiritual. Ambos determinan que a una persona le afecte un trauma heredado o no. Yo me inclino más por la mirada biológica generalmente, porque está comprobado que incluso los fetos perciben las emociones cuando se están formando. Se podría hablar entonces de un contexto “bioespiritual”. Es cierto que nuestras características de personalidad están determinadas por la biología y el medioambiente, pero lo biológico tiene una carga tan fuerte, que muchas veces aún cuando el medioambiente se manifieste de determinada manera, puede surgir una biología inesperada, contraria a la expectativa, como es el caso de trastornos sicológicos severos que se presentan en sistemas muy disfuncionales y también en otros que no lo son. Desde la biología podría explicarse que siempre que se encuentra una situación traumática más allá de la vida propia del individuo, se explica en gran medida el por qué de esa condición.

Agrega que “cuando logras llegar con el paciente a ese evento traumático, la propia constelación te va mostrando cuál es la solución. Se trabaja para que la persona afectada logre integrar aspectos de su sistema familiar anterior o de su propia vida, que le permitan sanar su condición. Si bien puede no ser totalmente, en gran parte sí lo hará. Generalmente cuando se revelan los eventos traumáticos, a la persona se le ordena algo en su interior. Es tan potente, y a la vez misterioso este orden molecular interno que se produce, que la persona empieza a experimentar la vida de un modo diferente.

Es como ir a una quiropráctica.
Tal cual. Los huesos son los mismos pero se reubican.

¿Cualquier persona podría constelarse con este enfoque?
No. Yo, por ejemplo, me rehuso a atender a menores de 25 años. Porque el lóbulo frontal termina de desarrollarse entre los 25 y 27 años, entonces podrías retraumatizar a la persona, y si retraumatizas puedes provocar un daño biológico, es decir, puedes dañar el desarrollo del cerebro. El trauma se aloja en el cuerpo, como una huella física. En el caso de una familia, se aloja en el cuerpo físico de una familia. Por ejemplo: son todos histéricos, angustiados o no hablan. Cuando las personas hacen contacto con el trauma -ya sea indirecto (por la familia) o directo – activan el sistema nervioso autónomo, la rama simpática que tiene que ver con la supervivencia, y el cuerpo queda listo para atacar o huir porque en el ataque o en la huida yo me defiendo de la amenaza que me significa lo que está pasando.

ADIÓS A LAS CONSTELACIONES “BRUTALES”

Un giro muy importante de este enfoque, cuenta, reside en la forma en que se aplica la terapia. “Como siempre vas a encontrar trauma, es muy importante el cuidado que hay que tener con quien vas a constelar. Ya no sirven la constelaciones brutales que se hacían antes, donde sacudes al paciente de manera muy profunda e intensa en sus emociones, porque muchas re-traumatizan. Lo que hay que hacer es titular, que viene de la química y significa que si vas a provocar una reacción química, tienes que tirar de a poquito el reactor a la persona porque si no puede explotar. Tiene que ver mucho con la forma en que le vas diciendo las cosas y eso en las constelaciones tradicionales es de una forma avasalladora. Lo que buscamos quienes trabajamos desde el trauma es al revés, para permitir que surja la empatía con el evento traumático y ahí se pueda producir su resolución.

¿Eso se resuelve en una sesión?


Lo que yo hago es decirle a la persona que esperemos un tiempo para ver que pasó en la sesión y que si es necesario debamos hacer otras sesiones de resolución de trauma propiamente tal, por ejemplo. donde se trabaja con el sistema nervioso autónomo de la persona y se trabaja a nivel de sensaciones. Si monitoreo y veo que la persona está bien, mi recomendación es que se quede ahí, que no caiga en la tentación de remover más pensando en que estará mejor, sin tener certeza de qué es lo que para ella es “estar mejor”. Ahora, si veo a alguien que vuelve después de un buen tiempo y quiere constelar otro aspecto lo hacemos, también si me dice que anda con angustia, por ejemplo, porque ese síntoma quiere decir que se activó una parte de la rama simpática del sistema nervioso autónomo, entonces la persona está en descarga de trauma. Ahí claramente sugiero que la persona viva ese proceso de descarga acompañada, ya sea conmigo u otro/a terapeuta. Lo importante es que sea con un/a especialista en trabajo de trauma, ya que no se trabaja analizando la cabeza del paciente, sino que con lo que siente en el cuerpo. Por ejemplo, si siente taquicardia, el corazón oprimido, le duele el estómago, etc. revisas esa molestia para activar el sistema parasimpático, que es el que se encarga que el simpático – que es muy revoltoso (risas) -, entienda que ya estamos en paz , que la guerra ya se terminó.

¿Se pueden tratar todo tipo de problemas?


Sí, desde los manifiestamente sicológicos u otros, como por ejemplo, no poder encontrar trabajo o una pareja, o explicar por qué tus jaquecas no tienen un diagnóstico médico.

¿Has visto algún tipo de cuadro y/o enfermedad más recurrente en estos últimos años post estallido social y pandemia?

Los cuadros ansiosos depresivos o depresivos ansiosos han aumentado explosivamente. Es impresionante. Hay mucha desmotivación, desesperanza, desánimo. Lo que pasa es que con el estallido social y la pandemia se han jugado temas fundamentales, nada más ni menos que la vida o la muerte. Ahora estamos en un estado bien curioso, porque por una parte como que normalizamos aprender a vivir a con la dificultad, lo cual es bueno, pero también hay una especie de negación de la problemática y eso no es bueno; sin embargo es normal, porque no puedes estar todo el día pensando en que hay un león que nos quiere comer ya que de hacerlo nos quedamos sin vida.

Foto de Anna Shvets en Pexels