Mindfulness
Estar Bien

Guía para entender el arte del Mindfulness

“El futuro depende de lo que hacemos en el presente”, decía Gandhi y justamente enseñarnos a vivir conscientemente y con atención el aquí y el ahora es la premisa base de esta manera de ejercitar la mente de la que tanto se habla por estos días.

Por Carola Reyes.

Vivir a concho el presente. No pasar el tiempo demasiado preocupado de lo que está por venir y no quedarnos pegados en lo que ya pasó. Decir adiós al “piloto automático”. Parece ideal. También suena a frase hecha e impracticable, dirán algunos. Y eso es justamente lo que trata de enseñarnos el Mindfulness, la palabra de moda en el mundo de la psicología, que cada día tiene más adeptos y ha entrado en ámbitos que van desde los profesionales de la salud, a los colegios, el deporte y las empresas.

En términos formales, la psicóloga e instructora del Instituto Mindfulness Chile, María Cristina Moya, lo define basándose en el concepto desarrollado por el creador del programa, Jon Kabat-Zinn: “Prestar atención intencionadamente al momento presente, sin juzgarlo”, es decir, “estar uno consciente de lo que está realizando en ese preciso momento de una manera ecuánime, sin calificar esa instancia con los adjetivos habituales de ‘me gusta’ o ‘no me gusta’”.“Eso es muy difícil en la “era actual de la distracción y del multitasking”, agrega la profesional.
El psicólogo y docente, Claudio Araya, complementa la definición con un ejemplo práctico y sencillo. “Nuestra mente tiende a ir más rápido que nuestro cuerpo. Por ejemplo, estoy viendo televisión y pienso en comer algo, entonces mi mente salta al refrigerador y después va mi cuerpo. Estoy en eso y me acuerdo que tengo que mandar un mail, mi mente salta y después va el cuerpo. Y Mindfulness es, de alguna manera, traer esa atención dispersa aquí y ahora”.

BENEFICIOS
Araya explica que la disociación entre mente y cuerpo desgasta, mientras que estar más en el presente genera alivio porque “no vivo tan preocupado de las cosas que van a venir, de las expectativas, ni tampoco me quedo pegado en el pasado”.
Por su parte, la psicóloga menciona, además, otros beneficios concretos – todos avalados por estudios- que se consiguen tras completar un programa de ocho semanas:

• Disminución en los síntomas físicos y psicológicos asociados al estrés.
• Mayor habilidad para relajarse/autorregularse.
• Reducción de los niveles de dolor y una mayor capacidad para manejar episodios crónicos.
• Menor ansiedad.
• Mayor habilidad para afrontar acertadamente situaciones de estrés.
• Mayor conciencia del auto-cuidado.
• Mayor concentración y capacidad de atención.
• Conocer el funcionamiento de la propia mente.
• Des-identificación con pensamientos y emociones.
• Aumento de la ecuanimidad.

¿PARA QUIÉNES?
La respuesta es simple: Todos. Todos podemos aprender y aplicar el Mindfulness a nuestra vida. Sin embargo, ambos profesionales coinciden en que hay excepciones en casos de personas que padecen patologías clínicas, que estén sufriendo un episodio de ideación suicida activa, una depresión mayor, un estrés post traumático – como un duelo- no trabajado en psicoterapia o abuso de sustancias o una psicosis. Ellos deben abstenerse de practicarlo “porque se puede aumentar la intensidad del cuadro al trabajar el estar consciente de lo que nos está sucediendo”, indica María Cristina Moya.


En la práctica, la mayoría de quienes llegan a los talleres lo hacen por cuadros de estrés, por la ansiedad o porque sienten que necesitan algo que les ayude a detenerse y a observar. Otro grupo comprende a quienes son derivados por sus psicoterapeutas y/o médicos como una ayuda para sus tratamientos. “En estos casos, se trata de un complemento a la terapia médica en diagnósticos como dolor crónico, hipertensión arterial, enfermedades coronarias, problemas gastrointestinales, cáncer, fatiga crónica, fibromialgia, psoriasis, migrañas, etcétera”, detalla la psicóloga.

¿CÓMO SE PRACTICA?
Si bien la idea es adoptarlo como un modo de vida, el Mindfulness se enseña en talleres que, por lo general, duran ocho sesiones.
Se distinguen dos tipos de prácticas. Una formal y otra informal. La primera es el tiempo que se reserva para practicarlo (40 minutos aprox.), por ejemplo salud, es preferible no participar en un taller, un ejercicio de meditación o un caminar consciente. Y, la segunda, es llevarlo a la vida cotidiana, en el contacto con otros, nuestras conversaciones, en nuestras actividades diarias como comer o lavar los platos, pero conscientemente. EL objetivo es que ambas prácticas se complementen.

Claudio Araya advierte que la elección de practicarlo debe ser libre: “No debe ser un acto obligado porque la motivación de quien lo aplica es clave para el cambio. Cuando uno está motivado, los efectos son más rápidos y la experiencia se aprovecha de verdad”.
“Una persona que ingresa a un taller de Mindfulness debe tener muy claro que la exigencia es alta, de práctica diaria. Por eso, damos una sesión de orientación gratis antes del inicio para explicar en detalle lo que requiere el taller. Varios desertan en esa instancia. Si no hay un compromiso por trabajar y hacerse responsable de la propia. Mindfulness no se aprende leyendo, se aprende practicando”, dice María Cristina Moya.

McMINDFULNESS
La necesidad de equilibrar nuestra vida frente a las exigencias del mundo acelerado en que vivimos aparece como una de las explicaciones para el boom de este tipo de ejercicio. De hecho, en Estados Unidos hay voces críticas, principalmente autores budistas, que hablan del “McMindfulness”, en protesta contra la mercantilización que parece haber llegado a esta práctica, alejándolo de su origen y fin último.
Más allá quienes reclaman, Claudio Araya detecta una necesidad en la sociedad actual que puede colaborar a este fenómeno. “Hay consenso que el sistema de vida actual nos puede alienar fácilmente. Vivimos como en una máquina y todos estamos buscando formas alternativas de vivir mejor, con más bienestar”, explica. Y la piscóloga del Instituo Mindfulness Chile complementa: “Creo que la validación que las investigaciones científicas y la neurociencia ha realizado de sus beneficios ha sido relevante para considerarlo como algo ‘serio’, diferenciándolo de otras modas cercanas a la meditación que tenían un tinte algo hippie o new age”.

Foto de Samuel Silitonga en Pexels